Sudamérica—10.04.2023

18. Banda Florida GP

¿Qué clase de fantasía es esta? ¿Qué magia, qué cumulo de casualidades hace falta para que una amalgama de minerales y materiales de origen fósil acabe adoptando estas formas sinuosas, encadenadas, hipnóticas? ¿Qué tipo de conjunción cósmica se ha debido producir para que me encuentre delante de semejante maravilla?

Resulta sorprendente cómo un paseo casual puede convertirse en un inesperado camino hasta la felicidad. Un sábado de marzo cualquiera, más por matar el tiempo que por otra cosa, he salido a dar una vuelta con la moto.

En la salida norte de Villa Unión hay un cartel que señala Banda Florida. El camino sale en perpendicular a la calle principal y la cadena montañosa de Cerro Colorado. Un precario puente, sólo apto para peatones o vehículos ligeros une las dos orillas del río Bermejo.

Al otro lado, la calle principal de la localidad. En ambas aceras de la calle se levantan casas de una planta, muros de adobe y cuidados jardines. Solo son unas pocas viviendas y todo el mundo debe estar durmiendo la siesta a estas horas. No se ve un alma.

Enseguida llego al final de la calle. Los neumáticos de la moto levantan una nube de polvo rojizo que la brisa disipa. Se respira la calma veraniega, aunque la temperatura es agradable.

Subo una ligera pendiente en curva y entonces aparece. Desde arriba tengo una visión que me pone los pelos de punta. La modorra estival se disuelve fulminada por un rayo de emoción. No puedo creer lo que ven mis ojos. No es posible.

Mi lado fatalista intenta apoderarse de la situación. Seguramente, más adelante algo me impedirá el paso. Una barrera, un guardia, algo. ¿Cómo van a permitir el acceso libre a un lugar así?

Como un gato desconfiado que tantea con su pata a su presa misteriosamente inmóvil, rodeo tímidamente el perímetro. No doy crédito. ¡Está abierto! Puedo acercarme sin miedo.

Ya está, lo he hecho. Nada ni nadie me ha impedido ingresar. Todavía no puedo creer que no haya nadie en kilómetros a la redonda. No ya controlando el paso, haciendo caja o protegiendo este lugar, sino disfrutando de él.

Ya estoy, he llegado. Desde un extremo, he cruzado en diagonal hasta la recta del Autódromo de Banda Florida. 

Sí, también hay alrededor unas formaciones geológicas muy interesantes. Afloramientos sedimentarios del triásico. Como si fuesen unas gradas muy antiguas.

Al rodear el circuito me he dado cuenta. Si bien las dimensiones no son las de un trazado mundialista, tampoco se trata de un karting ratonero. Tampoco es del todo plano, sino que la pista copia los suaves desniveles del terreno.

Comienzo a rodar sobre el asfalto. Despacio y en el sentido de las agujas del reloj. Debe tener unos 8 m de ancho. No hay marcas de uso reciente. El asfalto está algo sucio y agrietado. Muchas heridas han sido parcheadas, por otras asoman plantas.

En el interior de algunas curvas se ha acumulado mucha tierra pero aun queda un pequeño carril gris. También hay matorrales que crecen en el exterior hasta sobrepasar el límite, como queriendo apoderarse del asfalto.

La ubicación de los pianos, canónicamente pintados en blanco y rojo (aunque un poco desvaídos) y la entrada y salida del pit revelan que lo estoy recorriendo en sentido contrario al previsto por su diseñador. No cabe duda de alguien lo pensó bien y hay que mostrar el debido respeto. De manera que giro en redondo y comienzo el reconocimiento oficial.

Autódromo de Banda Florida

En la recta, el pit queda a la derecha separado por un muro. La entrada está justo al comienzo y la salida hacia mitad de la recta. Me da la sensación de que hay una pequeña pendiente ascendente, casi imperceptible hasta la mitad de la recta. Dede lejos no se empieza a ver la entrada a la primera curva hasta que se recorren unos ⅔.

La entrada a la curva 1, de izquierda, tiene un radio muy amplio con la parte exterior algo sucia. El interior está completamente lleno de tierra en todo el arco de asfalto y hay grandes matorrales bordeándolo.

El enlace con la curva 2 es un poco curvo durante unos metros, hasta que se cierra prácticamente a 45°, también a la izquierda. Casi en el ápice, a medio metro del piano, hay una piedra del tamaño de un rollo de papel higiénico.

Combinadas, curvas 1 y 2 están a medio camino entre el curvón y la curva doble. Casi contraperaltada al inicio, en ligera subida a la salida del primer ángulo y con más peralte en el segundo.

La curva 3, a derecha, está muy cerca de la salida anterior. También hay mucha tierra que llega casi hasta el borde exterior. El radio no es uniforme, pero se siente como una única curva. Antes de empezar a buscar la salida con la mirada, la pista empieza a subir.

La moto apenas pasa por la vertical un instante entre las curvas 3 y 4, una izquierda con peralte generoso y salida ciega. Con el final del piano interior llega la pendiente en bajada pronunciada.

El mini tobogán lleva hasta la curva 5. Una rápida de derechas en bajada con el interior bacheado. Su salida enlaza con una mínima variación a izquierda que no voy a contar como curva. El empalme forma una S insignificante si no fuese porque en este punto la pista está atravesada por una lengua de arena.

La falsa recta con la que continúa acaba en algo parecido a una horquilla que se cierra un poco a la salida. En cuanto a arena sobre el asfalto esta curva es la peor. Su forma extraña, ligera pendiente en descenso y el contraperalte la convierten en la más lenta. 

Saliendo lento por el exterior llegamos a la curva 7, la rápida derecha que desemboca en la recta de meta dejando a la derecha la entrada al pit.

Vuelta completada y otra más de regalo antes de parar a fumar un Red Point, el tabaco barato que compré estos días. Su cajetilla copia burdamente el emblemático diseño de la marca Lucky Strike, que durante años decoró las motos de pilotos de velocidad como Wayne Rainey, Kevin Schwantz o la dakariana Cagiva de Jordi Arcarons.

Barry Sheene, el bueno

Como un Barry Sheene de chichinabo estoy fumando un pitillo sobre la moto, en la parrilla de salida. En unos minutos comienzan las tandas.

La improvisada y unipersonal Federación Andina de Motociclismo ha programado 3 tandas de 5 vueltas al Autódromo de Banda Florida en la primera —y última– prueba puntuable del Campeonato de Velocidad Motor—Bread.

Voy enfundado en el reglamentario mono de cuero humano de fabricación propia. Las alforjas están prácticamente vacías, lo mismo que las gradas. De modo que la única presión es la de no emocionarse tanto como para acabar arrastrándome.

Cronómetros listos. Cuenta regresiva que me permita guardar el dispositivo de registro en el bolsillo. 5… 4… 3… primera engranada, 2… 1… gas a fondo, ¡0!

La salida es buena, la rueda delantera permanece en todo momento en contacto con el pavimento, perfecto dominio de los 12 cv.

La pequeña Bajaj ruge sacando todo su espíritu deportivo. Voy engranando marchas apretando hacia abajo el pedal de cambio al modo de las motos de competición. Justo al llegar a 5ª estamos en la entrada de la primera curva.

Solo hay una entrada posible debido a la suciedad del asfalto, eso obliga a mantener una trayectoria abierta dejando correr la moto en 4ª manteniendo la inclinación hasta la siguiente curva.

Cierro la trayectoria pasando entre el piano y la piedra que sigue sobre la pista. Eso me obliga a abrir la salida, lo que no sería un problema de no ser por el banco de arena de la próxima curva.

Bajo una marcha y redondeo la curva por el exterior. Ademas de la subida, en esta parte sopla el viento de cara. A la peraltada de izquierdas llego en 4ª a fondo. Corto un poco a la entrada y de nuevo a fondo bien ceñido al piano interior.

Los baches y el comienzo de la bajada me mandan al exterior y me presento en la rápida de derechas sin ángulo, todavía en 4ª. No es un problema para la entrada, pero sí para la salida, otra vez muy abierto, directo al banco de arena que además es bastante profundo en esta parte.

Confío en la experiencia rodando fuera de asfalto, continúo gas a fondo y meto 5ª sobre la tierra mientras el manillar se zarandea y cambio el peso hacia la izquierda.

La pendiente se ha suavizado, pero el contraperalte me mantiene por el exterior. A la altura del matojo seco, reduzco una marcha. Un poco de freno delantero. De nuevo el interior está lleno de tierra, voy muy rápido para hacer la curva por el exterior. Embrague, golpe de gas y otra marcha menos. También la parte exterior está un poco sucia y la moto se mueve.

3ª a fondo y más movimientos de la parte trasera de la moto rozando el piano a la salida de la curva. La pista es ancha, la curva de entrada a meta es rápida así que mantengo la línea.

Justo en el ápice de derecha subo a 4ª y alargo la trayectoria hasta alcanzar el lateral izquierdo. A la altura del neumático semienterrado, 5ª y comienza la primera vuelta lanzada.

He ido más rápido en esta moto, no llega a su punta máxima antes de tener que empezar a frenar. Me levanto en el parche de tierra de la derecha, nueva referencia, un poco de freno y bajar una marcha.

Hay que mantener el exterior. Esta vez retraso la entrada de la curva 2 para dejar la piedra a la izquierda y entonces cerrarme para salir por el interior casi con la moto vertical para encarar la siguiente derecha por el exterior.

Apuro 4ª luchando contra el viento y la subida hasta la curva peraltada. Corte breve de gas alargando el momento de buscar el interior con el acelerador haciendo tope.

El cambio de dirección en bajada es la parte más emocionante. Casi parece el sacacorchos de Laguna Seca. Esta vez llego mejor colocado para la rápida a derecha.

Tiembla el manillar, la horquilla rebota con los parches del asfalto. Al tirar la moto a la derecha el motor sube de régimen y pide 5ª en pleno ápice. Esta vez paso mejor sobre la arena y llego con más velocidad a la larga frenada de izquierdas.

De momento, en mi segunda vuelta ya casi me voy largo arruinando la posibilidad de entrar rápido a la recta y, probablemente el tiempo total de la tanda.

Ya que es la primera, voy a seguir tomando referencias y buscando la trazada buena para tratar de mejorar el tiempo en las siguientes.

Al terminar las 5 vueltas tengo el casco empapado por dentro. Cualquiera diría que estoy corriendo de verdad. Las prestaciones de la moto se quedan un poco cortas para el circuito, pero no tanto como para poder ir a fondo durante toda la vuelta.

La penúltima curva es difícil. Con el asfalto en buenas condiciones y varios rivales en pista, tiene que propiciar grandes finales de carrera, con buenas apuradas de frenada y varias trazadas posibles. La de final de recta es a la que más rápido se llega, y el cambio de dirección en bajada y la rápida y bacheada de derechas la más divertida.

Comparto estas reflexiones con mis inexistentes compañeros de escudería mientras le doy un respiro a la moto. Desde ella suben efluvios embriagadores. Huele a neumático caliente y a gasolina. Solo podría mejorarse si la máquina fuese de 2 tiempos.

Puestos a fliparse, en la siguiente tanda me pongo como objetivo cuidar la aerodinámica y buscar la marcha adecuada en los lugares donde tengo dudas.No estoy seguro de si todo el sector hasta la peraltada de izquierdas es mejor hacerlo en 4ª o merece la pena engranar una más aunque sea por un momento.

En cuanto a la rápida de derechas, me parece que lo ideal es encararla en 5ª aprovechando la subida de revoluciones al inclinar en bajada. Claro, que para eso hay que hacer el paso anterior muy limpio.

Hay que depurar también el paso por la horquilla para estirar al máximo la velocidad en la recta. De la frenada en la primera curva ya hablaremos.

Escenas rodadas por un piloto amateur en circuito abierto

Es increíble lo difícil que es ser regular y repetir sistemáticamente los mismos movimientos y las trazadas, pero los datos de la aplicación GPS dicen que he mejorado el tiempo total y la velocidad máxima.

Para la última tanda solo queda un objetivo: Establecer el récord del circuito en mi categoría. O sea que basta con mejorar mi propio tiempo.

El sistema de medición no es muy preciso. En realidad está en consonancia con el nivel del conjunto moto-piloto, así que tampoco se le puede pedir más. Como, además, los datos indican un leve mejora, no queda más remedio que darlos por válidos.

Estoy por incorporar al equipaje un mono de cuero y dedicarme a buscar circuitos fantasmas por el país. ¿Habrá más?

Mientras tanto me voy al autódromo otra vez. ¿Quién puede seguir escribiendo cuando hay un circuito esperándole?


Tanda 1


Tiempo medio por vuelta: 1'20.2


Velocidad máxima: 79 km/h


Velocidad media: 68 km/h


Tanda 2


Tiempo medio por vuelta: 1'16.6


Velocidad máxima: 82 km/h


Velocidad media: 72 km/h


Tanda 3


Tiempo medio por vuelta: 1'16.4


Velocidad máxima: 83 km/h


Velocidad media: 72 km/h


12 comentarios

  1. Qué disfrute de carrera motobyke! Flipante! Lo recorremos contigo. No hay nada que supere a la naturaleza!!! Mil besos

    1. Para mí sí hay una cosa que la supera: un circuito en la naturaleza 😉

  2. Pais?

    Cuando llegues a Cabo Cañaveral .....
    Cómo lo haras?
    Chulo el vįdeo salpica la grava!

    1. Me estoy perdiendo el inicio del Mundial, pero si voy encontrando más de estos no me importa mucho. Me falta algún contrincante, eso sí

  3. ¡Arre moto! Sueño cumplido del niño que dibujaba carreras de motos con anuncios de Marlboro (esta vez afortunadamente sin accidentes catastróficos) 😉

  4. Que gozada verte rodar como en aquellas noches después del Cura!!! Erik está flipao viéndote jajajajajaja

    1. Jajaja, el Erik es valenciano, lleva pólvora y gasolina en las venas!


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