¡Mira lo que hago, mamá!
Pan, motocicletas, imágenes, textos y viajes
Me llamo Joaquín Labayen, nací en Granada (España) en 1980. Me gano el pan haciendo pan, viajo en motocicleta, hago diseño gráfico y junto letras en esta web.
Moto, coche, camión
Estas tres palabras salían de mi boca —cuando no era más que un renacuajo estrábico— para que mi madre, pacientemente, las convirtiera en trazos sobre un papel. Desde muy pequeño me gustaron los aparatos con ruedas y motor.
Una vez que pude sostener un lápiz entre mis dedos, comencé a garabatear yo mismo mis propias máquinas y a representar escenas con temas recurrentes: viajes, carreras y accidentes. Cada vez con más detalle, cada vez con más logos.
Los rotuladores y la bicicleta eran mis juguetes favoritos, con ella podía emular a mis pilotos preferidos y dibujar las trazadas ideales en las chicanes de mi barrio.
Ciclomotores, pizzas y pasodobles
Durante la adolescencia, gracias a los ingresos que me reportaba ser tubista en la banda de música, pude obtener la licencia de ciclomotor y así, por fin, estuve autorizado a pilotar la Mobylette Cady familiar.
Hasta que llegué a la independencia tuve varios ciclomotores, casi todos heredados y mantenidos en precarias condiciones. Debido a varios robos y por mi mala cabeza no siempre tuve uno disponible, pero gracias a ellos pude disfrutar de los primeros viajes en moto y realizar mi incursión en el mundo de las artes blancas cuando me convertí en repartidor de pizzas. Esto me permitió engordar la cartera y a mí mismo.
Se hacen diseños
Tras un breve y desastroso paso por la universidad, ingresé en la Escuela de Arte de Granada para estudiar Gráfica Publicitaria. Antes incluso de obtener el título pasé a formar parte del precario mundo de los becarios de agencia de publicidad.
En lo que sería una fulgurante carrera profesional, a las pocas semanas de firmar el primer contrato indefinido en la agencia, renuncié al puesto para convertirme en diseñador gráfico independiente. En realidad, más que un proyecto profesional, esta renuncia fue la excusa para llevar la Derbi Senda de mi mejor amigo de Granada a Almería, donde se había mudado, y pasar juntos allí unos meses de poco trabajo y mucha cerveza.
Los siguientes años fueron una alternancia de trabajo en agencias y estudios en varias provincias andaluzas, simultaneado con otros proyectos
freelance. Es en 2008 cuando me traslado a Madrid para abrir junto a Juanjo Justicia el estudio
underbau, momento en el que, después de unos años
enlatado, compro una flamante Yamaha Ténéré (La Milana), debidamente estrenada con un viaje a Marruecos, mi primera vez en el continente africano. En esta etapa comienzo a aficionarme a hacer pan en casa.
Oh, my Bread!
Después de la enésima huída, en 2013 teletrabajaba desde Granada como diseñador gráfico para mi antiguo estudio y del horno de casa sacaba más pan del que podía comer.
Abrí una pequeña tienda online de camisetas de temática panadera y perfiles en las redes sociales con la idea de promocionarla entre la comunidad digital de panaderos caseros que por aquel entonces crecía sin parar. Reinvertiría los beneficios que generase en ingredientes y material para mi panadería doméstica. Apenas me dio para comprar unos pocos kilos de harina. Sin embargo, tuvo bastante que ver con que a finales de año me encontrase de vuelta en Madrid, reconvertido en aprendiz de panadero, como parte del equipo que puso en marcha la panadería
Panic.
A la vez que daba los primeros pasos en el oficio de panadero, de la imprenta salía el libro
El Pan (afiliado) de Jeffrey Hamelman, manual de referencia para panaderos de todo el mundo, de cuya edición en español se encargó la editorial
Libros con Miga y que tuve el privilegio de maquetar. Además de este libro, la editorial contó conmigo para la edición de otros dos títulos:
Pan y dulces italianos y
Pasta fresca (afiliados), dos obras clásicas de la literatura grastronómica italiana de las Hermanas Simili. Dos mundos que me apasionaban, el diseño gráfico y la panadería, relacionados entre sí.
Motor—Bread
Como viajero aficionado y panadero amateur, los viajes y el pan también están relacionados. Para cualquiera de nosotros, los amateurs, salir fuera es una oportunidad para descubrir variedades autóctonas, nuevas harinas y otros obradores. Así que, al viajar en moto, moto y pan también están unidos.
En 2016 decidí dejar Panic para hacer un viaje en moto sin fecha de vuelta. El promotor de la idea, Michiel, antiguo compañero de masas, me invitó a hornear con él en su recién estrenada panadería en un pueblo de Zanzíbar. Volver a hacer pan con él sería la excusa para dar una vuelta en moto por África, y contar aquel viaje fue llenado de relatos esta web mientras duró la travesía.
2022
Toneladas de pan después, varios miles de kilómetros sobre La Milana y una pandemia mediante, la web volvió a la vida para recoger las vivencias del camino, esta vez por territorio sudamericano. La premisa era sencilla: moto, pan y viajar sin fecha de vuelta.
2024
Para continuar la tradición de dejar los viajes a medio contar, el relato del viaje sudamericano también se quedó colgado prácticamente a la mitad. En septiembre de 2023 estaba volando de vuelta a Madrid desde Bogotá y en pocos días estaba de nuevo con la dichosa pregunta en la cabeza:
¿Y ahora qué?