La sal había desaparecido de la moto lo mismo que las patas de pollo de los adoquines hexagonales. Tampoco quedaba rastro ya del perro que las había hecho desaparecer y, tan pronto como devolviese el equipaje a su sitio, también yo me esfumaría de allí, hacia el norte por la Ruta Nacional 30.
La sal había desaparecido de la moto lo mismo que las patas de pollo de los adoquines hexagonales. Tampoco quedaba rastro ya del perro que las había hecho desaparecer y, tan pronto como devolviese el equipaje a su sitio, también yo me esfumaría de allí, hacia el norte por la Ruta Nacional 30.